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Etiqueta: Ser alfa

Los secretos para que se de el aprendizaje

A pesar de un aumento significativo de la financiación para la educación, la mejora de la base técnica, los programas y enfoques educativos, es cada vez más difícil enseñar a los niños. Está aumentando el número de niños que no pueden beneficiarse de la educación.

Existe un mito generalizado en la sociedad de que los factores clave del aprendizaje son las tecnologías educativas como la pedagogía, el plan de estudios, las habilidades de los docentes, el mérito y los logros. De hecho, la  propia capacidad de aprendizaje del alumno es más importante que el cómo enseñamos, qué enseñamos o cuáles son los conocimientos y habilidades del profesor.

¿Qué hace que un niño aprenda? ¿Qué debe “traer” un niño a la escuela para un aprendizaje exitoso? Hay dos factores poderosos que hacen que un niño aprenda:

– Estar vincudo al maestro, lo que es un requisito previo para cualquier mamífero;

– La necesidad de conocimiento generado por el proceso emergente, que a su vez permite al niño aprender fuera del contexto del vínculo.

Para aprender fuera del contexto del vínculo, las siguientes habilidades son importantes:

  1. Interés, atracción y curiosidad.
  2. La capacidad de experimentar decepciones, beneficiarse de sus propios errores, de las malas experiencias y tener conciencia de las relaciones de causa y efecto.
  3. La capacidad de “integrar” conceptos en conflicto y aprender de ellos.

Estos tres signos suelen darse en la maduración. Y este es el potencial que tiene todo el mundo, no depende de la nacionalidad, situación económica, forma de educación ó escuela, lo tenemos por derecho de nacimiento. Pero no todo el mundo lo tiene.

La pedagogía basada en calificaciones asume que un niño aprenderá mejor después de recibir una calificación. Pero si los procesos de maduración del niño se atascan y no puede beneficiarse de sus errores, entonces tales métodos no funcionarán para él. Pero si está lleno de energía vital y es curioso, entonces no necesita tales métodos para motivarse.

Es imposible enseñar a los niños que no aprenden de sus errores, de su imperfección ni de la imperfección del mundo, pero tú puedes encargarte de ldar as condiciones necesarias para ello.

La primera condición es un corazón blando, es decir, que no haya defensas que lo lleven a anestesiar y dejar de sentir. Para beneficiarse de la frustración, primero debe sentir la frustración en sí, esto como resulado de que algo no está funcionando. Hay que sentir la decepción y eso duele. Si existen defensas psicológicas, entonces nuestro cerebro nos excluye de estas experiencias. Y luego el niño no siente esto, y hace lo mismo una y otra vez, obteniendo el mismo resultado, y cometiendo los mismos errores sin aprender las lecciones, o se rinde, creyendo que es mejor no hacer el esfuerzo en absoluto.

La segunda condición  es la oportunidad de enfrentar pequeñas decepciones en la vida del niño. Si imaginamos la paternidad como la necesidad de esparcir pajitas por todos lados, para hacer que la vida del niño siempre funcione, para que no llore, no tenga decepciones, si el niño no tiene la oportunidad de sobrevivir a la derrota y tener la experiencia de que pasó por el fracaso y sobrevivió, si no se enfrenta a pequeñas situaciones que no funcionarán en su vida, entonces no desarrollará resistencia psicológica a la decepción.

Cuando el niño va a la escuela y no puede ser el primero, el mejor y el más amado allí, no siempre será elogiado, y al cerebro le parece que este es el fin del mundo. Nuestra tarea como padres  es crear condiciones suaves en las relaciones con el niño, para darle la oportunidad de sentir algunas pequeñas pérdidas, sin dejar al niño solo con estas experiencias. Por lo tanto, ayudamos al niño a experimentar pequeñas decepciones y a convertirse en aprendices en el futuro.

Olga Pisarik, Seminario sobre secretos del aprendizaje, San Petersburgo, 2017

Resumen compilado por  Yulia Varlakova

Editado por  Elena Furdak

Revisión de traducción informal al español: Marcela Escalera.  

Fuente: Caring Alpha web-site – http://alpha-parenting.ru - serving to promote, inspire and educate.

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¿Cómo regresar a un niño alfa a la posición dependiente?

¿Cuál es el resultado de empujar a los niños a una independencia y autosuficiencia excesivas, así como a tener relaciones igualitarias entre adultos y niños? El artículo de  Valentina Yachichurova habla acerca de los niños que están atrapados en la posición alfa, así como sobre cómo regresar a ese niño a una posición natural para él/ella.

Sucede que debido a la excesiva vulnerabilidad, los niños adoptan una posición que no es natural : se vuelven dominantes con sus padres . No buscan referentes en sus padres y dejan de adoptar valores e ideas de ellos: se convierten ellos en quien toma las decisiones. Es más seguro para ellos estar a la cabeza, saber todo lo que está pasando, qué será, cómo será y tomar las decisiones.

Esto puede suceder a una edad pequeña, a los 3-4 años. A veces como defensa contra la vulnerabilidad, y otras simplemente porque el lugar del adulto está vacío. Los padres modernos han perdido sus instintos, están criando hijos en nuevas circunstancias, en medio de demasiada información y muchas opciones.

La imagen de un padre fuerte y confiable a los ojos de los niños ya no prevalece. Los padres no se muestran con confianza al satisfacer las necesidades del niño, muchas veces se sienten confusos e indefensos: “No sé qué hacer con él”, “¿Qué más puedo decirte para que me obedezca?”.

O están los padres que no ocupan deliberadamente su lugar natural en la jerarquía, sino que intentan construir relaciones de igualdad y entran en competencia con sus hijos. La naturaleza no permite el vacío: no puede haber vacío de poder. Alguien tiene que gobernar y es entonces cuando se activan los instintos de dominar en el niño. Sucede que el niño se convierte en un padre para sí mismo, aunque no esté preparado para ello.

Las relaciones están sesgadas y los padres ven que están perdiendo el control. Cuando un niño asume el liderazgo puede verse así:

-El niño de tres años comienza a elegir qué le prepararás para el desayuno, qué se pondrá y adónde irás a caminar. No aceptará la negativa, para él la pérdida de control y el que no se haga lo que dice significará el colapso de todo el mundo muchas veces sin importar qué  es lo que se está discutiendo. Para él será un desastre, seguido de berrinches y exigencias, mucha agresión.

-El niño de siete años puede levantarse él mismo con el despertador y, tratando de no despertarte, ir a la escuela y prepararse un sándwich. Ocultará que tiene problemas con el perro de su vecino camino a la escuela, para no molestar a mamá. Parece independencia, y parece lindo. Pero no es natural que un niño asuma el papel de cuidar a sus padres en detrimento de su desarrollo, que él mismo resuelva sus problemas, arriesgando su salud, para no destruir a la frágil madre.

-Puede que un adolescente no tenga nada en común contigo y no quiera aceptar nada de ti, ni siquiera podrá soportar tus consejos, porque, siguiendo sus instintos, no puede depender de ti. Él domina. Es más seguro para él. Seguirá las opiniones de sus amigos en Facebook.

Niños en alfa

Los niños en alfa son difíciles de manejar y difíciles de criar. Los padres se preguntan por qué son tan ingratos e insensibles sus hijos. Buscan darles lástima, intentan avergonzar y apelan a la conciencia de los niños. El niño asumió el mando, pero los padres quieren que también sea sensible a sus necesidades, que sea obediente y que confíe en ellos.

A los padres de niños alfa les puede parecer que se han rebasado los límites y que es necesario hacer algo con el niño, para que obedezca y para ellos recuperar su fuerza.

Las emociones de los padres los cegan, la presión sobre el niño puede ser muy fuerte. Pero es como hablar con una pared: insisten y ejercen más fuerza. “No, yo dije que tú guardas los juguetes.” Y el niño se resiste con todas sus fuerzas, porque los padres no pueden dirigir y ordenar. Obedecer no es natural para un niño en alfa. Esto va en contra de sus instintos alfa.

Resulta una especie de batalla de los instintos alfa de uno contra los instintos alfa del otro. Incluso si el niño se rinde por desesperación, se sentirá humillado y fuera de lugar.

1) El primer paso para recuperar a un niño de la posición alfa

No intente controlar a su hijo en la posición alfa. No importa lo doloroso que sea, lo primero es reconocer que la jerarquía se ha invertido.

Puede comenzar usando el alfa de su hijo(a) para restaurar las relaciones. Si sigue el instinto del niño y comienza a comunicarse pidiendo su ayuda, pidiendo que le ayude a resolver el problema, a hacer una elección, si lo consulta, entonces el niño responde vívidamente y lo hace con placer. Los niños de ahora nos aventajan de muchas maneras: en la programación, en sitios web y con los dispositivos. Si el niño puede hacer estas áreas, querrá actuar como un experto: configurar una tableta, wifi, cable para la abuela, ayudar a enseñar a un niño más pequeño a patinar, enseñar a papá a hornear galletas, elegir un tema y los adornos para la fiesta de alguien.

Y será una victoria, aunque parezca una concesión más. Esta es una victoria, porque el niño ha hecho algo por el padre y siente que respondió a su solicitud. Pero ahora existe la posibilidad de enmendar una relación con él en lugar de luchar.

Dejando a un lado la pregunta “¿Quién está a cargo aquí?” por un tiempo, los padres tienen la oportunidad de fortalecer el vínculo, dejar de mostrarse ofensivos y de herir el orgullo.

También pueden empezar a comunicarte con un niño alfa, a captar su atención y a hacer que quiera estar cerca de sus padres. Un padre suficientemente intuitvo que ve la necesidad de cuidado y orientación en las demandas de su hijo, en las rabietas y en la agresión no podrá contagiarse de emociones negativas, ni aislarse y alejarse de un niño que muestra un comportamiento inapropiado.

Es importante recordar que debemos estar del mismo lado que el niño, que todos los problemas de conducta no son más importantes que la conexión entre nosotros. Quizás esto sea lo principal.

2) Segundo paso

Para mantener su posición alfa en su relación con los niños, es importante eliminar la competencia.

Podemos observar a quien se vinculan nuestro hijos, si es que nosotros no somos su vínculo principal. Esto puede pasar cuando prefieren a sus amigos y éstos compiten con nosotros.

Es importante hacer un seguimiento de las conexiones con otros niños y saber con quién se están comunicando.

¿Por qué la interacción incontrolada con los compañeros conlleva cierto riesgo para el desarrollo del niño? Porque puede contribuir al surgimiento de un vínculo competitivo en el niño, a la reorientación del niño hacia un compañero, y dejaremos de ser su vínculo principal.

Además de que la orientación hacia los compañeros aleja al niño de nosotros y nos priva de nuestra influencia natural sobre él, no le da el descanso necesario para su desarrollo: el niño se ve obligado a no ser quien es, a adaptarse a las expectativas de otras personas, “empujando” sus sentimientos, gastando energía para pertenecer y dejando de ser uno mismo.

Allí no le invitarán a ser él mismo y a depender , como podemos hacer los adultos. Además, a menudo hay separación que duele. Sin embargo, por supuesto, los niños pueden relacionarse con sus compañeros no para “socializar” y crecer, sino simplemente para tener amigos, ir de visita y comunicarse en chats.

Hasta cierta edad, los adultos deben estar con ellos en estas interacciones, para que el niño se sienta seguro y luego el mismo adulto observará si debe interferir o limitar la comunicación, dependiendo de su relación con el niño.

La amistad es una relación entre adultos que pueden cuidarse unos a otros, hacerse responsables unos de otros. Me parece que hay mucha comunicación hiriente en la amistad de los niños. Por eso es importante volver a convertirse en el vínculo prioritario de un niño. Pero no podemos simplemente obligarlos a abandonar la amistad que les atrae.

¿Cómo puede ayudar a su hijo a permanecer unido tanto a sus padres como a sus amigos?

Si nosotros conocemos a los amigos de nuestros hijos, nos convertimos en un lazo entre el niño y esos vínculos, y así de alguna manera regulamos: establecemos un marco para su interacción, pero no los quitamos, sino que nos sumamos a esta ecuación. Nos apoyamos en un polo de unión, reduciendo la competencia.

3) Tercer paso

Los padres pueden invitar a los amigos íntimos de sus hijos a relacionarse con ellos cuando estén en casa, manteniendo así su liderazgo al tomar la iniciativa. Es bueno que los padres se involucren en la comunicación, que se incluyan en el círculo de compañeros, que les ofrezcan cuidados, los alimenten y los escuchen. Esta es la actitud de un alfa solidario, que evita que los niños busquen afuera lo que se les puede dar dentro e la relación.

Los padres pueden mantener el cariño que los une con el niño: crear un espacio común, compartir juegos, invitar a viajes, buscar aficiones comunes.

Necesitamos restablecer nuestra conexión con los niños.

Otra opción más dramática es invitar al niño a depender de nosotros para crear situaciones en las que el niño no tiene nada más que hacer. Viajar al extranjero, senderismo, trabajo en equipo.

Una vez que sentimos que hemos colectado y obtenemos su sonrisa y su gesto de asentimiento, podemos contar con que la jerarquía se restablezca.

Cuarto paso

Crea un espacio seguro para la confianza.

Es necesario volver a las relaciones de confianza nuevamente, para crear un espacio a salvo de la separación. Y la no aceptación también es división. Aceptar a un niño como es ahora y demostrarle que es deseado, que tiene un lugar en la familia, es un paso muy importante para restaurar un sentido de dependencia segura. Ayudamos al niño a ser mejor de lo que es pensando mejor en él.

Esperamos lo mejor de él, dirigiendo un comportamiento maduro, y cuando no funciona, siempre asumimos por defecto que lo intentó. No usamos en su contra lo que le es querido, ya que esto no crea un clima de confianza y daña al niño.

Tomamos la iniciativa en el vínculo, ante la separación, después de un incidente, por ejemplo, somos los primeros en reconectar, mostrándole al niño que todo está en orden entre nosotros.

Somos la respuesta que busca el niño. Por supuesto, debemos creer sinceramente que si todavía no ha crecido y no se mantiene firme sobre sus propios pies, respondiendo por sí mismo desde una posición madura, entonces todavía necesita a sus padres.

Autor: Valentina Yachichurova

Revisión de traducción informal al español: Marcela Escalera.

Fuente: Caring Alpha web-site – http://alpha-parenting.ru – serving to promote, inspire and educate.

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Miedo a separarse

Recientemente, varios padres se me han acercado con un problema, cuyos hijos tienen dificultades para separarse de ellos e ir a la escuela. Son niños de 5 o 6 años y sus padres están confundidos. “Siento que no está bien que me saquen de las manos a un niño que grita histéricamente”. Siente que está mal porque está mal, pero con demasiada frecuencia los padres tienen miedo de confiar en sus instintos.

Recuerdo que una amiga cercana enfrentó este problema hace unos años: era difícil para su hija al comienzo del día escolar entrar a clase y despedirse de su madre. La maestra le dijo que Pippi Calzaslargas, Harry Potter y Anne de Green Gables se las han arreglado sin sus padres y ella puede manejarlo. Los niveles de ansiedad se dispararon y a una amiga se le prohibió ingresar a la escuela para despedirse de su hija al comienzo del día escolar. También se consideró que ir a casa a almorzar agravaba la situación y se le recomendó comunicarse más con sus compañeros. Se sugirió un trastorno de ansiedad y se recomendó la terapia.

Mamá no quería oír hablar de eso e hizo lo que creyó conveniente en beneficio de los intereses de su hija. Continuó acompañándola a clase y se despidió y se concentró en regresar, diciéndole que se verían en el almuerzo. También acortó la distancia entre ellos, entregando a su hija su relicario para que la sostuviera durante todo el día. Los profesores estaban en contra, pero ella sentía que sabía más. Su hija ahora tiene 12 años, es una líder de grupo y le gusta ir a la escuela.

Esta niña comentó recientemente sobre este período de su vida en el que le resultó difícil separarse de su madre. Uno de los recuerdos más importantes fue el día en que la asistente de la clase se sentó a su lado y dijo: “El miedo es normal. Está bien extrañar a mamá “. Estas palabras fueron un consuelo para la niña y nunca las olvidó. El director comentó recientemente sobre cómo esta niña “floreció”, lo que realmente se trataba de su desarrollo, lo que sucede naturalmente cuando cultivamos un afecto profundo y brindamos a los niños una sensación de seguridad.

A los padres a menudo se les dice que los niños deben “manejar” sus emociones por sí mismos. Las técnicas de regulación del comportamiento destinadas a suprimir emociones como el miedo y la frustración se recomiendan para niños de 5 a 6 años. A estos niños pequeños a menudo se les enseña a cambiar sus pensamientos para controlar sus emociones. Es gracioso, pero el desarrollo no se puede enseñar. Gordon Neufeld tiene una hermosa expresión: “No necesitamos aprender a crecer. Necesitamos sentirlo “. En otras palabras, los niños necesitan emociones, todas las emociones. No hay necesidad de presionar, entrar en pánico o enseñar a “arreglárselas solo”, ya que ahora todos los oídos están zumbando por esto.

Los niños pequeños se sienten intimidados por una separación demasiado larga. ¿Necesita enseñarles la autocomplacencia para tratar de alejar sus miedos? ¿Qué ejemplo les damos? Les digo a los padres que para muchos niños, 6 horas lejos de aquellos a los que están más apegados es demasiado tiempo. Y que es normal que los niños tengan miedo y estén nerviosos. Es bastante “normal” que los niños pequeños no puedan “manejar” sus emociones por sí mismos. Tenemos que tener cuidado de no dejar que el miedo a la separación se convierta en patológico en los niños de 5-6 años y no esperar que se comporten como pequeños adultos. Para citar a Gordon Neufeld: “Los niños deben vivir inconscientemente”. Este es su derecho. En nuestra cultura, todo esto parece olvidarse muy a menudo.

Autor: Patty Drobo (Patti Drobot)

Traducción de Irina Gift

Revisión de traducción informal al español: Katina Sobrevals.

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El poder de ser padre

El Instituto Neufeld tiene un curso sobre el poder de la crianza de los hijos. ¿Qué tipo de poder es este, de qué manera se expresa, qué queremos decir con la expresión “este padre tiene poder”? ¿Quizás ser un padre fuerte significa poder influir en el niño, guiarlo, hablar con él para que lo escuche? Hay varias técnicas que nos ayudan a conseguirlo. Y nuestra fuerza parental también puede ser diferente.

Por un lado, la fuerza puede ser ligera, proveniente del vínculo: cuando la relación es tan segura y tan llena de invitación incondicional a existir en nuestra presencia que los propios niños nos siguen. Entonces ser padre es fácil. Tenemos fuerza sin mucho esfuerzo.

Pero también hay una fuerza oscura, cuando no recibimos obediencia, pero la logramos. Buscamos a través de amenazas y castigos , tiempos muertos, manipulación o presión. Esto también es un poder y también funciona. Tal fuerza funciona muy bien en el momento, pero a largo plazo es tóxica. Este tipo de interacción envenena nuestras relaciones y pone un radio en las ruedas del desarrollo psicológico.

Cuál es nuestra fuerza

¿Cómo puedes saber qué fuerza tenemos en este momento? ¿Guiamos a los niños a través de la autoridad natural o sucumbimos al impulso de recurrir a la fuerza artificial?

No es necesario demostrar el poder natural. Lo sabemos, y los niños saben que lo es. Nos obedecen, aunque al principio nos contradigan. Pero luego irán y lo harán de todos modos. No necesitamos demostrar constantemente: “¡Soy madre, soy padre! ¡Debes obedecerme! ¡Haz lo que digo! ” Cuanto más tenemos que buscar la confirmación de nuestra fuerza, cuanto más la presionamos y la demostramos, menos real y legítima es.

Cuando nuestra fuerza se basa en el vínculo, podemos influir en el niño. Nos escucha, nos sigue. Somos la autoridad y la aguja del compás para él. Nos mira hacia arriba y ve en nosotros el sol, una bombilla, o al menos una linterna que ilumina el camino. Si se trata de una fuerza que viene de los métodos de disciplina, entonces nosotros conseguimos la obediencia. No influimos en el niño, pero lo obligamos a obedecer de una forma u otra. Esta es la diferencia.

También es muy importante que el poder natural de influencia sobre el niño nos brinde su respeto y este poder no menosprecia la dignidad del niño mismo. La fuerza artificial humilla y daña la autoestima de los niños. Recuerdo cómo en la infancia, tratando de demostrarme que tenían razón, mis padres decían: “Sí, ¿quién eres tú? ¡No eres nadie! Aún no has logrado nada en esta vida. ¡Así que escúchame! ” No creo que a través de la humillación de la dignidad de una persona en crecimiento, los niños sientan respeto por un adulto y el deseo de seguirlo.

Una síntesis de fuerza y ​​cuidado

El poder del vínculo es el poder de cuidar a un niño. No establecemos la subordinación como nuestro principal objetivo. Nos preocupamos, pero nuevamente, nos preocupamos, satisfaciendo las necesidades niño. Necesidades, no requisitos. La necesidad de amor, aceptación, comprensión, la necesidad de manos en las que gritar tu inutilidad, la necesidad de espacio para crecer.

El poder artificial no es el poder de cuidar, sino el poder de controlar. Intentamos controlar al niño, limitar y forzar. Sí, esto también puede incluir el control de las necesidades diarias: alimentar, vestir, lavar y acostar. Esto es indiscutiblemente importante. Pero si todo esto se da  a través del cuidado y el contacto, entonces nutre no solo físicamente, sino también emocionalmente, fortaleciendo la fuerza natural del padre.

Por supuesto, ni uno ni el otro poder en su forma pura se pueden encontrar en ningún padre. No siempre podemos ser blancos, esponjosos y tolerantes. Influenciados por nuestro propio recurso, el cansancio, la salud y mucho más. Pero cada uno de nosotros se esfuerza por dar a nuestros hijos más bien, más luz y calor.

Trabajamos el cariño, fortaleciéndolo a niveles profundos. Si la relación es segura y protegida, en algún momento, la relación en sí comienza a funcionar para nosotros. Nos dan una fuerza que no oprime ni humilla, sino fuerza que impone respeto y el deseo de seguirla.

Autor: Anna Gorulko
Revisión de traducción informal al español: Marcela Escalera


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