Cómo ayudar a un niño ansioso a expresar sus sentimientos


¿Cómo puede ayudar a su hijo a expresar sus sentimientos sin devaluar, apreciar, avergonzar y juzgar?
Esto requiere una comprensión de la naturaleza de las emociones y los sentimientos. Deborah McNamara habla sobre estos fenómenos, y también ofrece varias recomendaciones para los padres, luego de las cuales podemos crear un ambiente cómodo para que los niños expresen sus sentimientos.
En alguna ocasión, mi hija, cuando estaba ansiosa, dijo: “Mamá, mi barriga se retuerce como si me estuvieran batiendo mantequilla”. Después de descartar la enfermedad, le dije que los estómagos a veces se alteran cuando las preocupaciones se apoderan de ellos. Ella solía responder: “No sé qué me preocupa”. Lo fue, porque realmente no siempre sabemos qué movió nuestras emociones.
El cerebro tiene sus propias razones para activar la excitación emocional y no siempre somos conscientes de por qué esto es así. Lo mismo ocurre con la ansiedad y el miedo: pueden volverse tan fuertes que no vemos su verdadera fuente.
No ayudará al niño de ninguna manera si le decimos: “Cálmate, aleja tus preocupaciones y pensamientos de una manera positiva”. Nuestra tarea es invitarlo a expresar con palabras lo que lo emociona. Invitamos a los niños a expresar sus preocupaciones y esto es lo que ayuda a equilibrar el sistema emocional. Ser consciente de lo que les molesta, así como la capacidad de comprenderlo, ayuda a tranquilizar las emociones.
Si queremos que nuestros hijos estén en contacto con sus sentimientos y sepan cómo llamarlas con las palabras adecuadas, primero debemos promover su autoexpresión. El mayor obstáculo para la expresión es la creencia de que una conversación honesta afectará la relación.
Si abrir tu alma provoca te aleja de aquel de quien quieres estar más cerca, entonces el cerebro se enfrenta a un dilema. El deseo de vínculo supera la necesidad de autoexpresión, y el yo se reprime para mantener la relación.
En otras palabras, los niños no compartirán sus sentimientos con nosotros si eso interfiere con la satisfacción de sus necesidades de relación. Esto no ocurre intencionalmente y no se hace conscientemente, este es un fenómeno de origen instintivo.
Hay una serie de estrategias que pueden ayudar a un niño a abrir su corazón, todas las cuales dependen de la existencia de una relación adecuada con el niño. Esto significa que el padre será un adulto responsable cálido, cariñoso y generoso en el que el niño pueda confiar. El niño debe estar tan apegado que quiera compartir sus secretos de una manera vulnerable.
Cómo crear condiciones en las que el niño se sienta cómodo compartiendo lo que hay en su alma.
- Fomente la autoexpresión transmitiendo calidez y voluntad de escuchar.
Si queremos que un niño nos cuente sobre su mundo interior, debemos escuchar su propio sistema emocional. Aquí nuestra intuición y capacidad para interpretar las emociones y necesidades de los niños será fundamental. Necesitaremos transmitirle al niño nuestro deseo de escuchar lo que está diciendo y escucharlo con total atención.
2.Haga espacio para la expresión
El niño debe tener suficiente tiempo y espacio para conocer su mundo interior. Esto es posible cuando hay liertad para jugar, cuando todo su tiempo no está ocupado comunicándose con compañeros, dispositivos, lecciones o asignaciones.
Darse cuenta de la emoción requiere no solo invitación, sino espacio. Jaak Panksepp, un neurocientífico eminente, argumentó que los niños necesitan “reservas de juego” para expresar sus emociones.
- Identifique los sentimientos de su hijo.
Cuando un niño expresa sus sentimientos o pensamientos, nuestro trabajo es escuchar y sentir empatía. Esto aumentará la probabilidad de que nos cuente más y pueda sentirse más vulnerable.
Empatizar significa que reconocemos lo que el niño ha dicho, por ejemplo, “Sí, los bichos que atemorizan a veces sobrevuelan cuando pensamos en películas de terror”. Empatizar significa que no descartamos, negamos, condenamos, resolvemos un problema o tratamos de enseñar a los niños una lección cuando comparten sus experiencias.
Nuestra tarea es informarles que los escuchamos, esto ayuda a que las emociones cobren plena conciencia.
- No se concentre en sus propias necesidades emocionales
Cuando intentamos ayudar a un niño con sus emociones, es importante no taparlo con nuestras propias emociones. Es mejor que los padres no demuestren lo preocupados que están para poder concentrarse en el mundo interior del niño.
Si el niño ve o piensa que lo que está compartiendo será demasiado difícil para los padres, puede reprimir sus propios sentimientos para mantener la relación. Nuestro trabajo es enfocarnos en sus sentimientos y ayudarlo a vivirlos. Nuestras propias emociones solo nublarán la imagen y es probable que perturben o avergüencen al niño.
- Ayude a su hijo a identificar sus sentimientos
Las emociones son impulsos en bruto que nos excitan en función de las influencias ambientales. Nuestros sentimientos son los nombres que damos a estos estados emocionales, como miedo, frustración, tristeza o frustración.
Las personas son únicas en su capacidad para reflexionar y tomar conciencia de sus propios instintos y emociones. Desarrollar esta habilidad requiere tiempo y el apoyo de los adultos que pueden ayudar a los niños a nombrar sus emociones.
Cuando se trata de expresión emocional, creemos que la solución es calmar a nuestros hijos, cuando en realidad les ayuda a encontrar una salida al saber qué es exactamente lo que los emocionó.
No podemos controlar nuestra excitación emocional, nos sucede por sí sola. Lo que podemos hacer es ayudar a nuestros hijos a “ponerse al volante” y formar intenciones sobre qué hacer con sus sentimientos. La ansiedad es una condición humana normal; no necesitamos convertirla en una patología. Todos nos preocupamos a veces. A veces se siente como “escarabajos inquietos”, a veces, como “mantequilla batida en el estómago”. La parte más difícil la tenemos con esas emociones que no tienen nombre y para cuya expresión no hay lugar.
Nuestras emociones no son un problema; simplemente están tratando de resolver problemas en nuestra vida. Debemos enseñar a nuestros hijos a escuchar su mundo emocional interior, guiándolos y creyendo que el equilibrio y la estabilidad nunca se pueden lograr eliminando los sentimientos, solo liberándolos.
Si estamos seguros de que hay una salida, nuestros hijos nos seguirán. Los niños psicológicamente resistentes son aquellos que sienten mucho, pueden nombrar sus sentimientos y saben que enfrentar lo que les molesta es la forma más segura en las tormentas de la vida.
Autor: Deborah McNamara
Traducido por Elina Belyaeva
Editado por Nadezhda Shestakova
Revisión de traducción informal al español: Marcela Escalera
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